Recuerdo claramente que cuando llegué a la cima del Cayambe (volcán nevado del Ecuador) hace unos 3 años, además de sentirme profundamente emocionada y agradecida por la compañía y el paisaje maravilloso (sin dejar de lado el frío intenso y las piernas temblorosas), me dije a mí misma “lo logré, superé mis límites!”. Mientras me acercaba al refugio me daba cuenta que bajaba una mujer distinta: agotadísima físicamente pero más fuerte de espíritu.
Los días posteriores a la ascensión pensaba en el increíble potencial de utilizar esta experiencia en las sesiones con mis pacientes (o consultantes), e incluso facilitar procesos en la naturaleza (magnífico escenario para propiciar cambios).
Fue vital para este fin mi contacto con “Outward Bound”, donde me preparé en “terapia a través de la aventura y educación experiencial”. Más adelante, desarrollé junto a un buen amigo un programa de crecimiento personal para empresas a través de rafting en el río Toachi.
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